Motivo de varias peleas, de tiras y aflojes, de polémicos ampay en la prehistoria del ministro Chang, todo terminó en un único examen universal. ¿El resultado? De un total de 183118 profesores evaluados para 23973 plazas concursadas, menos del 5% aprobó.
Es decir, se ha completado el 36.5% de las plazas que la educación necesita.
Los exámenes van a demostrar lo que todos ya sabemos: Un estado paupérrimo de la formación docente, salvo honrosas excepciones, no siempre los mejores profesores van a optar por el sistema de educación pública para su carrera laboral (los magros sueldos es una de las razones mayores para ello), no siempre son los profesores adecuados para las zonas adecuadas (¿cuántos docentes quechuahablantes necesita el Perú? ¿cuántos aymarahablantes? ¿cuántos que dominen ashaninka? etc.).
La calidad docente no la va a resolver un examen de conocimientos y allí el gobierno sigue que sigue dando tumbos (por eso, al final, termina siendo más resaltante el pasado académico del ministro -¡comparado con Einstein, sin rubor en el rostro, por la revista Caretas!- que la política educativa del gobierno). En fin, sigamos con los datos.
Aunque, es cierto, la evaluación ocurrió en aparente tranquilidad, hubo algunos casos de irregularidad, como lo mostró Enlace Nacional. Rosa Maria Palacios, tanto en su programa Prensa Libre, como en su columna del diario Perú21, rebotó varias denuncias de venta de exámenes, entre otras cosas gravísimas, que no han encontrado mayor respuesta dentro del Ministerio. (Porque Chang quiere repetir el libreto de nuestro inefable alcalde Castañeda, cree que mientras menos hable mayor po-pu-la-ri-dad… sí, claro que te clavo la sombrilla).
Porque ese es el otro fact de la evaluación docente: No hay ni hubo transparencia en el proceso. El Ministerio no ha publicado el examen, con lo que la ciudadanía no sabe en qué fallaron los profesores. El Ministerio no ha explicado en qué materias hizo énfasis dentro del examen. Y mucho menos se nos explica cómo se va a llenar el 63.5% de plazas que no fueron llenadas.
En fin, mientras tanto, en Huancavelica los profesores siguen con su misión de eliminar el mote de los niños y niñas quechuahablantes, porque, pucha, el racismo no existe.
Actualización: El gobierno va a contratar a los profesores desaprobados, en orden de mérito. Es decir, no necesitábamos tanto aspaviento y oponer a la población contra los docentes… ¿se imaginan ahora qué dirán los padres de familia cuando los profesores contratados evalúen a sus hijos? (yo sí lo he escuchado: «Pero ese qué va a saber nada»).
Más. Constantino Carvallo escribe sobre la familia y la educación:
La última encuesta del Instituto de Opinión Pública de la PUCP exhibe cifras curiosas: la mayoría de los padres declaran que hablan con sus hijos sobre lo que hacen en el colegio, revisan sus cuadernos y analizan sus exámenes, los ayudan con las tareas, conocen y dialogan con sus profesores, etc. ¿Dicen la verdad? ¿Con este compromiso de los padres puede haber tanto fracaso, tanto desconcierto, tanta depresión? ¿Tanto pedido de Instrucción Premilitar y de religión obligatoria? (ver artículo completo)
Más. Evaluando la evaluación docente (desde el tercer piso)
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