Fuente: Caretas
El gobierno aprista tiene una mala lectura de las encuestas. Cree y asume que la caída de la popularidad de Alan García es básicamente un problema de comunicación. Surgen así ideas como la del congresista Maurice Mulder, planteando, entre otras cosas, que el gobierno gaste aún más en publicidad, para que la gente se entere que el Perú avanza.
¿Por qué es una lectura equivocada? En principio, porque la caída de la popularidad de García no responde a un desconocimiento de los avances del país. Por el contrario, creemos, esta caída responde a una expectativa negativa de sectores de población grandes (niveles socioeconómicos D y E, sobre todo) alrededor de su situación económica. Así, en los niveles económicos inferiores, la gente piensa que ahora están económicamente de regular a muy mal y que el próximo año estarán igual o peor (ver ¿Quiénes odian a Alan García?, en este blog, y también ¿Es APRA el partido del pueblo?, en el Jorobado de Notre Dame).
El otro gran tema es la presencia del gobierno y el poder ejecutivo (los que hacen las obras) en medios. Que Mulder plantee que se invierta más en publicidad debería despertar alguna que otra sonrisa. Ya de por sí el gasto en publicidad es considerable, y si no recordemos el RBC affaire. Además, actualmente, el gobierno tiene de facto un órgano oficial de lujo: PerúTV. Solamente durante el 2007, en los noticieros del canal estatal, el Poder Ejecutivo ocupó casi el 60% de las noticias (según análisis realizado por Calandria). Los cierres de los programas (más allá de las simpatías o coincidencias y discrepancias) de Giacosa, Thays, entre otros (queda solamente el programa de Marco Aurelio Denegri), pueden responder no tanto a una persecusión política, pero sí a la necesidad de tener espacio para hablar de obras y más obras. Y de comida (porque la comida vende) y de pequeñas empresas (la peruvian way of life).
El otro lado de la moneda es la televisión comercial, donde alguna prensa ya se come el pleito también por el poder ejecutivo. Con el prurito de la libertad de prensa se pasa por agua tibia el hecho que los canales de televisión son corporaciones, cuyo fin es ganar plata. Digamos que bueno, que pase. Justamente por ello, es importante que exista un canal estatal, público, que no se rija por el rating, y que se la juegue por contenidos (culturales, educativos en el sentido más amplio de la palabra) que otros medios (por razones corporativas) no van a pasars. Un ejemplo claro es el juicio a Alberto Fujimori y que en vez de verlo, nos pasen a Nicolasa hasta en la sopa. Ya antes había apuntado: «Nicolasa es la cara más representativa del canal 7. Desplazó a Vanessa Saba. “Vanessa Saba tiene el carisma de un tenedor” (JR, ahora en el almuerzo).»
En fin. Cero cultura y conocimiento y harto gobierno y sus obras. Mientras tanto la mayoría quiere algo más que el lento chorreo. Reformas reformas reformas (como diría el desaforado Alditus). Le paso a Toledo, le puede pasar a Alan García. La primera vez fue una tragedia, esta vez sonará a farsa.
Más:
– ¿A dónde llevar la televisión del estado? (Casi un blog mk.II)
– Televisión pública, interés partidario (Desdeeltercerpiso.com)
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