Está circulando un comunicado del Comité Cívico contra la Impunidad en Ayacucho. Se puede leer completo en el blog Virtù e Fortuna de Martín Tanaka. Yo quiero reproducir dos párrafos:
Las noticias propaladas por medios de comunicación extranjera, ha despertado expresiones de indignación, condena y demanda de la comunidad internacional de justicia para las aproximadamente 420 víctimas asesinadas y enterradas en 14 sitios de entierro, muchos de ellos después de haber sido torturados y vejados sexualmente, información que ha generado tardía reacción en la comunidad nacional y regional de similares sentimientos, que se traduce en el emplazamiento y exigencia de perdón a estos campesinos afectados, por parte de las autoridades del Ministerio de Defensa y oficialidad del Ejército Peruano.
En respuesta a estas exigencias ciudadanas, el Ministro de Defensa, Ántero Flores Aráoz, se ha pronunciado señalando que no es el indicado para pedir perdón, que lamenta los hechos ocurridos, que no sabe sobre los oficios del Ministerio Público solicitando información sobre la identidad de “Capitán Bareta”, “Comandante Oscar” y “Teniente Lalo” y de otros oficiales que operaron en la zona. El Comandante General del Ejército Peruano, Edwin Donaires Gotzch, ha calificado estos hechos como excesos, cuando se sabe hasta la saciedad que estos hechos respondieron a una estrategia prediseñada, con el agravante de que en Putis, se aplicó la política de exterminio de la población, de allí el ensañamiento contra niños y ancianos indefensos. (ver comunicado completo)
Lo anterior puede cruzarse con un comentario dejado por Farah en un post anterior, también sobre Putis, para entender un poco cómo se está manejando el discurso sobre la violencia política desde las Fuerzas Armadas:
«…le hablé de Putis. Su respuesta buscó descalificar mi opinión. Me llamó “niña” un montón de veces, buscaba descalificarme porque yo no había vivido en carne propia el conflicto y, ergo, no lo entendía y mi opinión no valía. Pero, bueno, a lo que iba todo este comentario era a la explicación que dio de lo sucedido en Putis: me recordó que nadie quería ir a la zona de emergencia y que los que iban eran los soldados de más bajo rango, sin educación, con escaso nivel cultural, entonces cómo controlar 40 “cholos brutos” que están asustados porque sendero los está matando. Su explicación fue echarle la culpa a la tropa. Más indignante aún….» (ver comentario completo)
Quiero finalmente recomendar el texto de Lourdes Hurtado, Ejército cholificado: reflexiones sobre la apertura del ejército peruano hacia los sectores populares, publicado en la revista Íconos de Flacso. Hay un párrafo que me llamó la atención en el sentido de la cita anterior:
«… un mayor número de militares cholos en las zonas de emergencia no necesariamente habría asegurado una menor incidencia en las violaciones a los derechos humanos pues ser cholo no es lo mismo que ser indio. Además, si las relaciones entre los peruanos se han organizado tradicionalmente en base al desdén y el desprecio hacia lo indio -lo abyecto-, estos sentimientos también han sido reproducidos por los cholos en un intento de separarse de lo indio.» (p. 70)
La memoria también se cruza con la clase y con la etnicidad.
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Y Lima? y el Peru?