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Ubícate, negro

El lenguaje criollo es muy complicado de comprender. La «incorrección política» de su humor (que siempre juega al filo del reglamento de lo machista, homofóbico, racista, etc.) es tomada como algo natural y más bien se apela a que el problema es del otro: de los políticamente correctos europeos, norteamericanos, influenciados por la cooperación internacional y por un sentido moral supuestamente superior. Me ha tocado trabajar varias veces con cooperantes franceses que asombran de nuestra facilidad para crear apelativos (chapas, chaplines) que hacen referencia a algún handicap físico o mental. Es parte de nuestro acervo cultural, decimos. Nuestra idiosincracia.

Buscando explicaciones. ¿Por dónde empezar? ¿En nuestra herencia colonial? ¿En las formas corporativas que tuvo la colonia (explicadas en Clases, Estado y Nación de Cotler), donde cada miembro de la comunidad tiene su lugar definido? ¿Qué significa cuando Raúl Vargas bromea y dice «vamo’ pa la Casa Blanca, familia»? ¿Es una muestra singular de cariño? ¿O acaso ese cariño no oculta algo más, una suerte de «ubícate», escrito desde algún extraño lugar privilegiado?

Algo similar ocurre con el término «Chollywood», que apela a la idea de un «Hollywood» local, pero también bizarro, basureable, discriminable. Sobre eso Luis Aguirre escribió no hace mucho:

Chollywood no es un término orgulloso. Es un término discriminatorio, bajoneador y prejuicioso: lleva implícita la idea de que todo artista peruano, por default, es incompetente internacionalmente. Tan incompetente que requiere su propia escala de medida: la choledad. Dicho sea de paso, esta es una buena razón para rebatir a todos aquellos que gustan de cholificar sus rollos. Hacen lo mismo que la Medina, confundiendo reivindicación con autocondescendencia punitiva. (El problema del basureo, Bloody Hell)

Fuente: Club Alianza Lima

Se podría también ensayar una entrada sicoanalítica y decir que el chiste es el inconsciente que aflora. Y eso, cruzado con las distintas bromas «de cariño» con el nuevo presidente norteamericano, nos llevaría a un viejo debate irresuelto entre Tanaka y Bruce sobre el racismo: ¿Hay o no una matriz racista en el Perú? ¿Qué nos lleva a tolerar, sino aplaudir, este tipo de chistes, «políticamente incorrectos»?

(En su momento, Fernando Vivas escribió sobre la Paisana Jacinta:

Jorge y Jacinta no crean intrigas ni ejecutan laboriosos gags verbales, simplemente dan pequeñas pataditas al piso, más suaves que las de un huaino y gruñen parodiando una inconformidad y agresividad génerica frente a los tiempos que corren. Preocupa sí que la Paisana sea depositaria de asquerosos clisés racistas, pero no los exhibe para exaltarlos, simplemente los recoge del mercado y les da ese toque teratológico (monstruoso) que desde su `Mascaly investida de los poderes de Driscoll’ [sic: es Greyskull], es la única chispa inventiva que tiene su humor basado en el chapucero remedo. JB no es racista y vulgar por convicción sino por convención; y ésta misma nos dice que las cholas bestias de la pantalla cómica no son sumisas hasta el tuétano. Muy en el fondo son rebeldes, odian a sus patrones y si las patean gruñen así: ña, ña, ña, ña, ña. Menudo subdesarrollo. (Cine-TV, Caretas 1586)

Cierro paréntesis).

Probemos con una vía alterna: Que, justamente, nos podemos reír porque el tema está superado. Que el racismo, así como esta visión corporativizada y estamental de la sociedad peruana (la herencia colonial en términos de Cotler) está superada, porque el consenso racista ha desaparecido. Uhm. Que, claro, al ser una sociedad «emancipada» o «liberada» de la carga colonial, estas bromas se inscriben en un registro nuevo, distinto.

Evidentemente, cualquiera de las dos entradas habla de dimensiones distintas (¿inconmesurables también?) de un mismo problema. Quizá procesos de cambio distintos también (donde aparece esta idea de procesos inscritos dentro de la historia de la muy larga duración y otros dentro de la historia de la corta duración).

Debate complicado, para seguir dándole vueltas. Mejor no adelantar respuestas.

Recomiendo:

Debate Vanini-Rochabrún-Vanini y comentarios (martintanaka.blogspot.com)
La portada del día (ÚterodeMarita.com)
–  ¿Zambo, chocolate o miti-miti? (bloodyhell-la.blogspot.com)
El chiste y su relación con lo inconsciente (Sigmund Freud). Freud plantea que:

«Supongamos existente la aspiración a insultar a una determinada persona; mas al paso de esta aspiración salen el sentimiento del propio decoro y la cultura estética, con tal fuerza, que el insulto tiene que ser retenido, y si pudiera surgir mediante una transformación de la situación o del estado de ánimo, esta victoria de la tendencia insultante sería sentida después con displacer. Queda, pues, suprimido el insulto. Mas se ofrece la posibilidad de extraer un buen chiste del material de palabras y pensamientos que habrían de servir para expresarlo, o sea una ocasión de extraer placer de otras fuentes distintas, cuyo acceso no está prohibido por la misma represión.»

Creo que por allí hay algunas pistas.

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Publicado en General

15 comentarios

  1. ¿la mención a Chollywood? ¿a Cholósfera? ¿a Cholonauta? ufff.

  2. Tema difícil de entender por cierto, en especial si no pertenece a la parte afectada de la broma. Pero al menos nadie le está diciendo que se siente al final de bus, por suerte. Eso sí, Alianza con 11 Obamas gana la Libertadores.

  3. en ese fotomontaje mas que barack obama parece kukin flores…

  4. En este tema, como en el caso del periodismo de Magaly, habría que también hacer la distinción entre lo público y lo privado. Pero es curioso: a la luz de las reacciones de los seguidores de la Medina no parece aquella una distinción fácil de hacer. Es más, para algunas personas, la diferencia simplemente no existe. De hecho es falta de cultura democrática (parece que ni el colegio ni la universidad están haciendo un buen trabajo).

    En relación al tema del post: la pelea más concreta contra el racismo está -y aquí sigo a Tanaka- en los actos y la discusión públicos. El fuero privado, aunque interesante, es otro problema, ahí sí creo que inconmensurable. Pero lo público es factible de ser aprehendido y controlado. Por ejemplo, podemos tener leyes y reglamentaciones que combatan el racismo. De hecho las hay. Pero también podemos pedir y exigir principios mínimos de respeto -y de paulatina eliminación de prejuicios- en el debate público, que está hecho esencialmente de palabras. Algunas personas lo llaman «corrección política» como si fuera una especie de sarpullido conservador. Pero la «corrección política» no hace sino eliminar de la discusión los elementos que son irrelevantes, falaces y demagógicos. En otras palabras, la discusión mejora con una aplicación bien entendida de la «corrección política». Y, por si fuera poco, un debate de este tipo, educa. Un medio de comunicación que no comprenda a plenitud la influencia que puede tener en los demás vive en una burbuja.

    Pues bien, nada de eso es medianamente comprensible para un periodista como Raúl Vargas, quien parece que usa el set de RPP como una extensión de su sala o su cocina. Lo privado y lo público se mezclan en su chiste que no dice nada salvo mostrarse paternalista (o sea, mirando de arriba a abajo) con una raza en particular. Si el Sr. Vargas es racista o no la verdad no lo sé ni me interesa, pero su comentario está fuera de lugar y es inaceptable en un debate público. Y debería serlo siempre para cualquier medio de comunicación que caiga en lo mismo. No es un asunto «interpretable»: es algo que debe desaparecer.

    Felizmente, así como fueron las generaciones más jóvenes las que llevaron a Obama a la presidencia, yo tengo la impresión que las nuevas generaciones de hoy en el Perú están más atentas a esta mala forma de comunicar que antes. Es decir, cada vez se comprende más que no es necesario tener un campo de concentración o la matanza de un pueblo entero para denunciar el racismo como una atrocidad. Todo tiene su germen en las palabras así que es útil para todos nosotros cuidarlas.

    Saludos y gracias por la mención (y perdon por la extension)

  5. roberto roberto

    Luis, creo que esa es una muy buena pista (sobre cosas que además hemos ido conversando), esta tergiversación de las reglas de lo público y lo privado, donde lo último se impone sobre lo primero. Así, hay gente que piensa que el país es su chacra, un set de televisión su patio trasero, el congreso de la república su sala. Las reglas de juego del espacio doméstico, íntimo, se imponen en la esfera pública, provocando una serie de vicios y situaciones muy complejas para un libre ejercicio de deberes y derechos. El «ubícate, negro» tiene esa misma connotación. Es recordar cuál es el lugar de tal o cual persona, como si la calle fuera una extensión de la vieja casona criolla.

    (No perdono la extensión porque no hay nada que perdonar)

  6. Buenos días, muy interesantes las opiniones vertidas. En realidad el Perú es un país altamente racista y clasista. La exclusión se produce en los niveles más impensables. Se ve hasta cuando alguien avanza «socialmente» y como afirmación de su avance excluye al de más abajo. Este comportamiento además se transmite de generación en generación como si fuera algo natural. Y eso se debe en mi opinión, a ese mal que es la «baja autoestima nacional» la misma que nos hace proceder desde la «broma» según las características físicas hasta pensar que se necesita en el gobierno una dictadura para dirigirnos….

  7. Pancho Canepa Pancho Canepa

    Evidentemente el nuestro es un país racista. Pero hay algunos juicios de valor respecto a productos mediaticos que habría que evaluar más sesudamente y no creo que Fernando Vivas, sea la persona indicada. Particularmente, hablo de la Paisana Jacinta. Esto es algo de analizar en enfoque multidisciplanrio (sicologos sociales, sociologos y siquiatras) que analisis de un fin de semana para Caretas. Una de las perlas que quizas ya debas conocer Morsa es que en el extranjero uno de los programas más demandados por inmigrantes peruanos de origen andino es la Paisana jacinta. Inicialmente a través de copias de VHS y finalmente en DVD son adquiridos en Lima y llevados al extranjero para su copia. Diras, es que ellos replican modelos de conducta aprendidos y asumen que están en la capa baja..naca la pirinica chino.. falso. En particular la paisana Jacinta es un personaje reivindicativo y que se entiende mejor sobre todo en el contexto de los otros personajes que están a su alrededor. Confrontalo con el rechazo que genera el personaje que tenia Ernesto Pimentel que a estos sectores sociales les generaba incomodidad (y no hablo de rechazo a su homosexualidad).

    Un chispazo, la iluminación del espíritu santo, la formula de Edison (99 sudor 1 inspiración).. que se yo, pero JB creo un personaje realmente entrañable y que merecia mejor destino y por supuesto mejor análisis.

    El problemas de muchos de nuestros analistas del racismo peruano es que se ha ido a defender al agraviado sin preguntarle cual es el elemento que realmente le agravia simejor dicho sin involucrarlo como parte en el análisis, solo tomandolo como objeto, creemos interpretar su voz sin realmente preguntarle y a ellos eso les jode.. para quienes somos parte de una clase social privilegiada en el Perú es muy facil ser paternalistas o irnos al otro extremo y decir aggg. Hay que ser inclusivos, no solo de palabra sino de corazón.

  8. No tengo una respuesta definitiva, más allá del lugar común antirracista. Este debate me hace pensar en un situación escolar cualquiera. Cuando uno es colegial y los compañeros de clase le mentan la madre, uno tiene 2 posibles caminos: 1) piola nomás, te resbala y no te haces líos, te joden y los jodes después y no hay problema, se crea un circuito de agresiones verbales (pudiendo llegar a físicas, incluso) pero que trae un statu quo que facilita la convivencia en el aula; 2) tomársela en serio, acusar al insultante frente al profesor, llamar al director, a la APAFA y a la UGEL para resuelvan el caso de afrenta contra el honor de la autora de nuestros días. En ambos casos es probable que queden marcas del hecho, pero me parece que el del segundo caso tiene las de perder, queda como un llorón y deja la impresión de que secretamente está de acuerdo con el que le insulta. Julio Ramón Ribeyro alguna vez escribió sobre un chico que cuando recién ingresó al colegio, lo quisieron lornear (con indiferencia de las autoridades escoleares) pero a punta de trompadas logró «esa notoriedad que consiste en pasar desapercibido».
    Creo que el asunto de fondo está en la agresividad omnipresente en nuestros vínculos, que toma cualquier pretexto para manifestarse (puede ser racial, pero también cuando le preguntas a alguien «¿y en qué colegio estudiaste?»).
    ¿Qué hacer? ¿Se puede legislar al respecto? ¿Pueden las normas del estado penetrar tanto los intersicios de la vida cotidiana?

  9. Yo salí asqueado del racismo peruano -una expresión mas afortunada sería ‘pigmentocracia’: el mas blanco ‘on top’-, y en USA vivo esa lucha contra un racismo mucho mas enquistado, lenta pero efectiva. Por supuesto, el fuero interno es dificil de cambiar (de hecho gente con la que trabajo son mayores de 50 y han sido educados en colegios para blancos), pero tambien tiene un desgaste generacional y una progresiva extinción.

    Volviendo a Lima, especificamente a las bromas, esto me costó entenderlo: no es el chiste sino la ofensa lo que no se perdona. Ejemplo, obviando el racismo: una persona con una relativa aficion por el alcohol puede bromear acerca de ella, o permitirselo a algun amigo cercano, pero ante el exceso de confianza de un extraño exigirá unas mínimas disculpas. Lo mismo con Rossini, JB o estas portadas de un racismo tan primitivo: estoy seguro de haber hecho bromas mas pesadas a algunos amigos judíos, negros, etc., justamente porque tengo la confianza de su amistad. Pero de ahí a propagarlas por onda radial a todo el país, pues es ya demasiado. Por supuesto que la corrección política tiende a exacerbar la susceptibilidad en primera instancia, pero esto se corrige.

    En todo caso, USA -y tambien Europa- tienen una larga historia de luchas por los derechos civiles y han vivido los horrores del racismo. Te dejo una pregunta: no te parece que la lucha contra la discriminación racial es endeble, justamente porque nos parece un tema secundario, relativo, insignificante, malo-pero-inofensivo? Te lo digo porque tener que convencer a la gente que el racismo debe ser combatido es justamente muestra de nuestro tercermundismo mental.

  10. ¿No se han dado cuenta que en este país el primer acercamiento o saludo tiene que ver con el fisico? «Hola, qué flaca estás»; «Tas bronze», «Qué buen corte», etc… No hay mucho respeto. Todos sienten que tienen derecho a opinar. Por eso no me sorprende que se fijen en si eres cholo, blanco o lo que sea. Es normal, es algo históricamente genético.

  11. (¿que será «Driscoll»?
    btw, chekea el link a Caretas, le falta el http:// )

  12. Joselin Joselin

    Perú es racista porque, entre otras cosas, el mundo es mayoritariamente racista. Y así nos va. Desde aquí pocas cosas se me ocurren… Empezaré por recomendar la lectura de un libro de la escritora Malorie Blackman, «Blanco y Negro», cuya descarga gratuita es posible en la web http://www.libroblancoynegro.com. Disfrútenlo y abran sus mentes.

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