Staff de Perú21. Fuente: Clases de periodismo
Se ha armado un debate interesante sobre el carácter privado o público del servicio de información que dan los medios masivos de comunicación. (Algo que podría extendese, me imagino, a los «big blogs». La decadencia de occidente. A eso regresaremos luego). No voy a referirme tanto al tema de los petroaudios porque de eso se ha hablado y discutido extensivamente. Aquí estamos hablando más bien de auto-regulación y responsabilidad sobre el lector.
1. La salida de AAR. Sí, como Gustavo Gorriti hoy pienso que cada empresa puede decidir la separación de alguno de sus trabajadores (claro, respetando los contratos establecidos). ¿Debió explicar el Grupo El Comercio algo a los lectores? Depende cómo se vea. No quiero entrar aquí en cuestiones conspirativas, si García cogió el teléfono rojo de emergencia y llamó a Francisco Miró Quesada, o que si Jorge del Castillo reunido en una suite con Martha Meier exigió la salida de Augusto Álvarez Rodrich. Esas explicaciones para los que gusten de complots. Lo cierto es que hay una dimensión pública dentro de los medios privados que no se está tomando en cuenta aquí. Aún cuando hablemos de que esto es una sociedad del espectáculo, hay un carácter pedagógico en los medios del que (casi) nadie habla. Gorriti se pregunta entonces:
«¿Se atreven los actuales directivos de El Comercio a hacer una investigación independiente sobre sus decisiones como lo hizo, por un caso de menor importancia comparativa, el LA Times? ¿Respetan su credibilidad tanto como lo hizo ese diario?» (Polémicas periodísticas, Gustavo Gorriti).
Así el asunto escapa el prurito de la «libertad de expresión» y entra a un terreno, como digo, pedagógico. Terminaremos aprendiendo más sobre el funcionamiento de los medios, sobre el trabajo del periodismo que sobre «libertad de expresión».
2. Responsabilidad de los medios. ¿Hay alguna contradicción entre considerar a los medios como servicios públicos y al mismo tiempo independientes del poder? ¿Una suerte de defensores del lector no ayudarían a salvar dicha contradicción? Como comenté en otro post, quizá el problema de todo esto es que no existan otros medios como Perú.21. Me corrijo. Quizá el gran problema es que no contamos con medios de información públicos (que no es lo mismo que estatales y mucho menos pro-gobiernistas) y al mismo tiempo independientes del poder de turno. ¿Un buen canal de noticias? ¿Un buen diario? ¿Radio pública? ¿Un comité editorial elegido por el Congreso con 70% de los votos? ¿Un presupuesto mayor?
(Todo esto también queda en veremos con el desarrollo de las nuevas tecnologías. Que el debate, irregular pero debate al fin y al cabo, sobre todos estos temas se esté dando en los blogs indica mucho de la falta de timing de los medios masivos, que andan en otra).
3. Los periodistas que quedan. Esther Vargas escribe un post que comparto:
Pero esa historia ya terminó, y Augusto parece más convencido de ello que muchos. Me refiero, sobre todo, a aquellos que quieren hacer un diario sin un diario, petardeando lo que queda. Y lo que queda somos periodistas, periodistas honestos que solo esperamos un desenlace decente para nuestra carrera decente. Nosotros no somos empresarios. No somos lobbystas. No tenemos ONG. Nosotros ni siquiera somos parte de la argolla bloguera. (AAR, dos penderejetes y Perú21, Clases de periodismo).
Sí, todas nuestras miradas están puestas en AAR y no entendemos que esto de la prensa escapa a un director e involucra a mucha más gente. La decisión de los columnistas (ahora agrupados en el blog Espacio Compartido) fue finalmente una decisión moral, personal, individual y no todos tienen por qué seguirlos. Más bien, que se abran otros canales de diálogo siempre será importante y útil. Como dice Vargas, se espera un desenlace decente. Esto es, imagino, que aparezca el director que reemplace a AAR.
Como dije, alguien debería apuntar a que podamos sacar conclusiones de esto, más allá de si fue bueno o malo (¿ven el reduccionismo moral?) de publicar los Petroaudios o no.
Más:
– Fritz Dubois sería el nuevo director de Perú21 (uterodemarita.com)
– Ejercen derecho a reducir pluralidad (Jacqueline Fowks, Notas desde Lenovo)
– Ser necio: «Esconderse tras la autonomía empresarial cuando te conviene, y reclamarme un prometeo moderno que nos libera de de la oscuridad pero que puede ser opaco a sus lectores y a la sociedad: ese el colmo de la necedad, y aún más, de la inmoralidad.» (Casi un blog mkII)
Actualización: Se pasaron (casi) todos. Manrique, Rospigliosi, Bruce, Tanaka, Segal ahora serán columnistas de La República. Si los sumamos a Manuel Burga (el historiador), Sinesio López, Antonio Zapata, entre otros, su pool de columnistas es de lujo.
Perútags: prensa cuarto-poder augusto-alvarez-rodrich gustavo-gorriti peru21 salida corrupcion medios-masivos
muy buen post
Entre ser necio y ser pastrulo y un buen negocio
El post de Ester Vargas me da a entender que la emocionalidad domina el ambiente. ¿Si no es así porque insistir en la figura «prensa vs. poder» cuando la prensa también es un poder?
El debate de anoche fue casi una repetición de lo ya expuesto en las columnas y editoriales de los participantes. El resto fue una reiteración de sus poses «morales» y «libre-expresionistas». Para mí esto demuestra que sin un soporte (empresa, subsidio, institución publica, etc) el periodismo queda en orfandad y se automartiriza. Patético
Esa idea de convertir la prensa en medios públicos o al servicio de gremios civiles, fue un experimento fallido en la época de Velasco, porque la imposición vino desde el poder de turno, lo que implicaba la sumisión de los administradores periodísticos.
Mucho se ha debatido sobre lo que es en realidad la prensa. A lo que hemos concluido es simplemente a que existe una convivencia simbiótica entre los periodistas y los propietarios de los medios masivos.
El periodista, vista dentro del esquema de la comunicación, es un emisor cautivo del canal. Es interesante verlo desde esa óptica. A nosotros nos han enseñando que los dos elementos más importantes y activos del proceso comunicativo son el emisor y el receptor, siendo el mensaje y el canal partes pasivas que dependen de estos dos primeros.
Pero en la prensa, dada su naturaleza, el elemento más importante es el canal, y puesto que éste es tangible, se le puede sujetar como propiedad estatal o privada.
Este es el verdadero problema, quien tiene la sartén por el mango no es el periodista, ni la audiencia, sino quien tiene el canal, el medio de trasmisión, o sea el mensajero.
Visto desde este modo, que es como lo ven los empresarios, la prensa se reduce a un trasmisor de mensajes que le tiene que ser rentable. Por eso no existe en ellos ninguna finalidad ética hacia la prensa como actor social en la construcción de una convivencia armónica o justa de nuestra sociedad.
En la discusión de una prensa libre debe tomarse en cuenta primero la propiedad de los medios, sino estamos hablando en el vacio.
En todo ésto, la internet le ha metido un gran cabe a esos «patrones» de la prensa.
[…] una solución más amplia sea la planteada por Roberto Bustamante en torno a los medios públicos. Es decir, que El Peruano, TV Perú y Radio Nacional no sean Alan […]
«Quizá el gran problema es que no contamos con medios de información públicos (que no es lo mismo que estatales y mucho menos pro-gobiernistas) y al mismo tiempo independientes del poder de turno.»
Esa es la clave, quita el quizá. Es más que obvio que sin medios de información públicos la esfera simplemente no funciona, y es por eso que todo el mamarracho que se hace pasar como ‘prensa peruana’ es completamente inválido y futil.
Lo triste del asunto es que ya no estamos en los años 50, el monstruo que son los medios de comunicación ya está tan cementado que ni se pueden ver sus raices.
Son momentos como estos en los que la única solución sería conseguir un DeLorean y regresar al comienzo. Las otras opciones son demasiado radicales.