Hace tiempo me llamó la atención el video de lanzamiento de la marca GoldieBlox. En este se podía ver a un grupo de niñas viendo atentamente uno de esos programas genéricos de dibujos animados de princesas y castillos y, aburridas como estaban, activaban una enorme Máquina de Goldberg para cambiar de canal. Todo el video tenía de fondo una versión de Girls de Beastie Boys, donde las niñas gritaban casi al micrófono que «Girls to build a spaceship / Girls to code the new app / Girls to grow up knowing / That they can engineer that» (Niñas para construir una nave espacial, niñas para programar la nueva aplicación, niñas que crecerán sabiendo que ellas pueden diseñar todo aquello).
Claro, luego llegó Beastie Boys y les impidió seguir usando la canción. Pero esa es otra historia. Aquí el video, sin la canción.
El mensaje es clarísimo y creo que le pasa a muchos que tenemos hijas: Muchos de los juguetes que están dirigidos a ellas son realmente estupidizantes. Les reducen, a la larga, su marco de opciones cuando van creciendo. Refuerza los estereotipos, desde pequeñas, que los niños y las niñas se van a dedicar a cosas distintas. Sumemos a eso, que la sociedad promueve abiertamente que una niña no debe usar herramientas, ensuciarse o nada más.
Ese es tal cual el punto de partida de Debbie Sterling, una ingeniera graduada de Stanford, decidida a irrumpir en el «pasillo rosado» y promover abiertamente el gusto por el diseño y la ingeniería entre las niñas.
Curioso como estaba, nos decidimos en la casa por probar uno de los juguetes que más nos llamó la atención, la Spinning Machine (¿cómo lo traducirían? ¿la máquina de coser? ¿la máquina de vueltas?). Según lo que habíamos visto en los videos promocionales, con esa máquina una niña o un niño podrían armar sus propias máquinas de poleas, darle vuelta, jugar, construir, diseñar. Nos apuntamos.
Voy a ir avanzando, desde el empaque hasta la experiencia de Vera, que en estos momentos tiene dos años y medio.
El empaque
Es una maravilla. Realmente. Tiene varios toques rosados, y guarda coherencia con el discurso de Sterling. No se trata de violentamente decirle no a un estereotipo, sino de dialogar con el mismo. Es casi seguro que si tienes una hija, ya está entrándole a la idea de las hadas, las princesas, el color rosado. Sí, seguro eres el padre o la madre más progre del mundo. ¿Pero qué vas a hacer? ¿Prohibirle el uso de ese color? No hay que olvidar que el rosado es eso, es un color más, como lo es el azul, el crema, el celeste o el morado. Ya, a tu hija le gusta el rosado. En este juguete, desde la caja, vas a encontrar mucho rosado, celeste, amarillo. Colores pasteles. Cuando tu hija vea la caja, lo primero que vas a escuchar de ella es un WOW, tal como nos ocurrió. Yo la acompañé.
En la tapa lo que vemos es la presentación del juguete (nunca olvidarlo, vamos a regresar a ello luego) y el concepto de ingeniería que se va a trabajar. En este caso, es el de una correa de transmisión. Se ve en la cubierta también una Máquina de Goldberg. En la contratapa, se ven los tres pasos propuestos: 1) Leer (hay un libro o manual, ya lo describiré), 2) Construir y 3) Girar! Y se ve el ejemplo de la forma básica, el de la estrella. Si ven las fotos, se darán cuenta que son juguetes de harto color.
¿Juguetes para niñas, dicen? Casi todos los juguetes para contruir cosas tienen colores de «niño». Es lo que hay. Casi todos los modelos de Lego en el mercado te plantean castillos rosados para las niñas y naves espaciales de colores «fuertes» para niños. A varios no nos importa tal diferencia, y vamos por el Tie-Fighter Verde Caqui para la hija (ok, para el padre y para la hija). ¿Por qué un niño no podría jugar también con el GoldieBlox?
Abriendo la caja
El principio de todo buen juguete, desde donde yo lo veo, es que te maravilles en cada paso. Desde la caja hasta el abrirlo y encontrar casi un tesoro dentro. ¿De qué sirve un buen empaque, si al final lo que tienes dentro es algo aburrido, que no causa mayor sorpresa?
La palabra que va a ser recurrente es descubrimiento. Cada cosa está aquí al detalle para maravillar y para seguir descubriendo.
Son cuatro tipos de cosas las que vamos a encontrar: el manual/cuento, las piezas (entre ejes, muñecos que se articulan a los ejes, tambores de rotación), la faja y el tablero. ¿Les dije que todo está perfectamente cuidado y al detalle? Todas las piezas encajan, todo está como para sacar y comenzar a jugar.
El manual/cuento es una cosa genial. Comienza con la historia de la niña GoldieBlox a la que le gusta armar cosas. Y quiere armar un carrusel para sus amigos animales. Así que va a ir ubicando a todos, colocarlos encima de los ejes, pasar la faja. Y luego de terminar, ¡sus amigos animales comienzan a girar!
No es un manual clásico, del «primero haz esto y luego aquello y fíjate bien que estés siguiendo los pasos». Aquí el principio es que uno puede diseñar lo que sea.
Son piezas pequeñas, es cierto, pero nada de lo que una niña de tres años aproximadamente no pueda agarrar o jugar.
OJO, y quiero recalcar algo bien importante. Este es un juguete. Es un juguete diseñado y pensado para que tu hija (puede ser tu hijo, si quieres) lo toque, lo vea, explore. Si estás preocupado porque en cualquier momento coja las piezas y se pueden perder, mejor ni lo intentes. Está totalmente probado que mucha de nuestra relación con el aprendizaje tiene que ver con los miedos que nos metieron nuestros padres, ya sea con los libros («no arrugues las hojas, no sabes qué hijito, mejor el libro para cuando seas más grande»), con las máquinas («no, te vas a golpear los dedos, dile mejor a tu papá o a tu hermano mayor hombre»), etc. Deja que tu hija coja todo. Aprendemos jugando. Si bien este es un juguete pensado para que a tu hija se le siga despertando la curiosidad creadora, no se trata de tomarle tampoco una lección y que haga las cosas tal como dicen el manual.
Y en ese sentido, el libro que acompaña el juguete es bien lindo. Incluso tiene un final abierto para que hagas lo que quieras.
El juguete
Es un juguete que en su caja dice «De 4 a 9 años». Mi hija, Vera, tiene dos años y medio. Igual, ella vio la caja, se maravilló y no paró de hacerlo hasta sacar cada piecita. En el cuento, la niña GoldieBlox tiene sus amigos animales. Todos están allí, el perro, el perezoso, la bailarina de ballet. Todos. No hay estafa. No hay eso que ocurre como cuando pides una hamburguesa y te traen una cosa distinta a la que viste en la foto. Todo está pensando y cuidado al detalle.
Dejamos el manual de lado. Vera sacó todas las piezas y las miró por buen rato y luego se dio cuenta que el tablero tiene los huecos del mismo tamaño que los ejes.
Es un juguete totalmente intuitivo. Fácilmente puede entender que se pueden construir cosas y que las piezas van encajando y se pueden formar diseños. El empaque también ayuda y vas a tener luego a tu hija viendo, explorando, investigando de qué va. Solita. No hay necesidad de preocuparse porque no siga las instrucciones, porque justamente se trata de no tenerlas.
Claro, quizá donde requiera un poco de ayuda, sobre todo si tienes una hija pequeña, es en la faja transportadora. Esta cuenta con un pegapega que se adhiere a uno de los tambores de los ejes. Pero es un poco de ayuda, porque luego ella va a observar bien de qué va y va a querer hacerlo sola.
En nuestro caso, ella estaba emocionada y alucinada porque se había descubierto a sí misma como una «inventora».
Resumen: td;dr
Es un juguete que vale muy bien su precio. Son 30 dólares si es que conoces a alguien que te lo puede comprar allá en Estados Unidos. Vale la pena, si es que puedes pagarlo. Es un tipo de juguete que debería costar menos o ser más accesible. Pero si puedes pagar por un Lego, que es un poco más caro, arriésgate con este. No va a haber ningún tipo de remordimiento.
Es además un juguete pensando en cada detalle desde el empaque, el manual/cuento hasta las piezas mismas. Irrumpe en lo rosado y abre un campo nuevo. Yo ya estoy ansioso por tener los otros dos kits de GoldieBlox (que además, son todos compatibles entre sí, según he visto). Intuitivo, abierto, lindo. Vale totalmente la pena, con la salvedad del precio. He visto juguetes más caros, de esos de pilas, que realmente no sirven para nada.
PS: No siempre fue así. Hubo un tiempo que lo paja de los Lego no era construir una nave espacial de alguna franquicia, sino, también, armar tu propia nave, carro, castillo, casa, dragón, avión, barco. Eran otros tiempos.
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