(Algunos apuntes sobre aulas del futuro, totalmente a nivel borrador)
Integrando las tecnologías de información en el aula
Uno de los problemas frecuentes, cuando uno habla de la integración de las TIC en los procesos de enseñanza/aprendizaje es, en primer lugar, saber desde dónde se hable o desde dónde se piensa tal integración.
Aulas del futuro. Fuente: TIC para la Educación Pública
Aquí vamos a enfocarnos en varias preguntas clave, para luego tener un cierre.
Personalización de la educación y la relación entre el docente y el alumno
La primera imagen que se apela cuando se piensa en educación es la idea de un docente que «sabe» lo que necesitan saber sus estudiantes. De allí que con la llegada de las TIC en la sociedad, quede evidenciado que dicho modelo de enseñanza no aporta mucho más: los alumnos van armando sus propios menús cognitivos. La escuela, como dice Tonucci, no es ya para enseñar cosas, sino donde el alumno desarrolle las herramientas cognitivas que le sirvan para luego seguir conociendo, en la televisión, en internet. Podríamos ampliar, y decir que para aprender en la vida en general.
Esto implica salir de la escuela de masas a una escuela donde la relación entre el docente y el alumno no sea la de la transmisión de un tipo de saber, sino más bien (como diría el educador peruano Constantino Carvallo), por el amor al saber. Un niño o una niña que desean seguir conociendo. Quizá, si miráramos en retrospectiva, cuando en muchos espacios se habla o dice que en el pasado, los niños aprendían más en la escuela, es porque teníamos docentes que amaban el conocimiento y transmitían ese amor a sus estudiantes. No era tanto que se tuviera poca información o poco acceso a los conocimientos, sino que tácitamente se estaba educando en torno a capacidades y habilidades. Hoy por hoy, esa imagen del pasado también ha cambiado.
Un docente atento entonces a los distintos tipos de curiosidades del niño o niña y donde este pueda experimentar con las tecnologías disponibles: una computadora para organizar su información, una tablet para tomar fotos y editarlas, un GPS para poder hacer rutas y ubicarlas en mapas. Pero más que docentes que sepan usar herramientas (cada vez aparecen nuevas), profesoras que sepan gestionar la diversidad de intereses en el aula.
Vale la pena señalar que un error de varios proyectos de integración de las TIC en el aula buscaba descentrar la figura del docente en el aula (como espacio físico y simbólico). Por el contrario, tal como lo propone Pérez Gómez, su figura se vuelve aún más importante (y todavía más compleja), al ser entonces aquel que pueda canalizar la imaginación, curiosidad y creatividad de los alumnos.
¿Una o varias aulas del futuro?
El aula de clases tal como lo conocemos, responde a una mirada centralizada e industrial del conocimiento. Heredera de la arquitectura de Bentham, el aula, físicamente hablando no solamente modela sino también es reflejo de las relaciones entre docentes y alumnos, con mesas todas dispuestas para que los estudiantes atiendan lo que el profesor dicta y una distribución lo suficientemente espaciada como para que este pueda vigilar lo que los alumnos anotan en sus cuadernos. Así, esta arquitectura refleja estas relaciones, pero también las modela: los estudiantes deben sentirse vigilados y observados. Foucault diría que es una tecnología del alma, ya que lo clave es controlar, observar y monitorear cada paso que los alumnos realicen. Cero desarrollo de autonomías.
Cuando se habla del aula del futuro es que se puede también caer en un error. El de pensar que se trata de equipar tecnológicamente un aula, ponerle computadoras, proyectores multimedia, pizarras inteligentes, etc., pero sin modificar la distribución clásica de las mesas, del lugar central del docente, de la capacidad de los estudiantes de poder trabajar en equipo y con acceso a distintos tipos de recursos y herramientas.
Así es que cuando Piscitelli discute dicha arquitectura y propone prototipar nuevas formas de pensar el espacio escolar, lo que se está discutiendo justamente es el modelamiento y reflejo de una educación donde el docente se vuelva más aquel, como señalamos antes, el que despierte y alimente las distintas curiosidades de los estudiantes.
De hecho, el principal temor de los docentes, va a ser la poca capacidad de control que podrían tener en un espacio dispuesto para la creatividad y la curiosidad. Existe, sin embargo, mucha evidencia de cambios en las aulas (escuelas Waldorf, la experiencia de Summerhill, nueva educación, etc.), donde la relación sigue siendo una de respeto entre docentes, alumnos y entre los propios alumnos.
De esa forma, el aula del futuro más que ser aquella donde se incorporan la TIC, es una donde se estimule la creatividad, el trabajo en equipo. Las TIC aparecen como una opción para incrementar cualitativamente las habilidades y competencias individuales y colectivas a desarrollarse en ese espacio.
Hacia muchas aulas del futuro
En América Latina encontramos diversas formas culturales. Antes que pensar en un solo modelo de aulas del futuro, pensemos en distintos prototipos de aulas del futuro, construidos y diseñados desde lo local. Antes que masificar la idea de un solo tipo de aula del futuro, el futuro está en la gestión de la diversidad
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