Y llegamos.
Este año ha sido ya el del salto alto con garrocha. Te vemos a ti y vemos a una mujer en construcción total, con personalidad, con fuerza en sus convicciones. Que no entiende por qué no puede cruzar la pista sin darle la mano a su mamá o su papá, porque no pues, ya eres independiente y autónoma.
Vaya reto el que tenemos tus padres. Ya te sientes mayor. De hecho, ahora hasta vas en el asiento de adelante en el auto. Y nos pasamos cantando a voz en cuello alguna de las canciones de tu listado.
Queremos que sepas cómo nos sentimos. No te mentimos si te decimos que tenemos un poco de miedo porque cada año es algo nuevo y nunca sabemos bien qué hacer. Intentamos hacer lo mejor posible, como peinarte o hacerte una trenza o una cola de pelo. Tenemos también un poco de miedo porque vemos cómo defiendes tu derecho a tomar tus propias decisiones, aunque eso signifique, según tú, dejar de bañarte por tres o cuatro días. Que no se malentienda, es un miedo sano. Es solamente nuestra sincera declaración por la que te decimos que nadie está preparado para esto.
Miramos hacia atrás, miramos hacia los escritos que te hicimos cuando tenías uno o dos años. Vemos lo que pensábamos cuando eras pequeñita y te podíamos cargar con facilidad (ahora lo hacemos, a tu insistencia, ya con ciertos achaques y dolores de espalda). Y sí, claro, hay varias cosas que podían prever la Vera de hoy. Pero cualquier proyección se queda corta.
Lo que nos alucina es que a pesar de ese crecimiento y de esa madurez sobrecogedora, sigas siento la misma pequeña niña que abre sus brazos pidiendo un «abrazo los tres». Que sonríe con felicidad absoluta pidiendo su «ataque de besitos». Que nos llena todos los días con tus corazones de origami, con tus cartas de amor para tus papás, con tus dibujos con los tres. También vemos a una niña que defiende a sus amigos, que se preocupa por el bienestar de ellos, que extraña y que quiere. Esto nos hace sentir tan orgullosos y contentos porque creemos que mal no lo estamos haciendo. Como te lo hemos dicho, se hace lo que se puede. Y lo que podemos es darte amor, amor que te encargas de dar de vuelta y con creces.
Verita, la nuestra es una linda historia de amor. Una gran aventura, donde todos los días, debajo de las sábanas de tu cama, esperamos que aparezcas diciendo ¡sorpresa! con una gran sonrisa en tu rostro.
Porque es eso, contigo no hay ningún día igual al otro. Todos los días es una gran ¡sorpresa!