No me acuerdo qué entrevista fue, no sé si fue una con Rosa María Palacios, pero seguramente fue con ella. En esa entrevista Constantino Carvallo defendía a rajatabla el derecho a la gratuidad en la educación superior. Qué pasaría, se preguntaba, si un adolescente quisiera estudiar algo que su padre no quiere. ¿Cómo se lo pagaría? ¿Estaría imposibilitado de hacerlo?
El estado no solamente debería asegurar la educación básica, sino también una educación superior (sea universitaria, sea técnica), para que el ciudadano o la ciudadana pueda terminar de formarse, de que tenga la posibilidad de contar con una profesión o un oficio. Una educación de calidad que le permita ingresar a la vida productiva y creativa con todas las capacidades y competencias. Terminar de ser un hombre o una mujer que quieran participar en esto que llamamos nación.
Deja Vu. Foto: La República
No tenemos aquello. Yo estudié en dos universidades nacionales. La primera vez, llevé algunos cursos, aprobé un par, reprobé los otros. La segunda vez fui hostigado sistemáticamente por mis profesores, desde el día que ingresé hasta el día que salí. No siento aquello que varios llaman «el orgullo sanmarquino». Mi universidad fue violenta conmigo. Agresiva. Pero, al menos, terminé con una carrera y pude empezar otra a través de un posgrado que pude pagar ya con mis primeros trabajos.
No ha cambiado mucho San Marcos. Sigue siendo una universidad hosca con sus alumnos. Arbitraria. Corrupta, no solamente en el sentido del profesor que se lleva algo por debajo de las cosas, sino en su acepción ya fuera de uso, porque está dañada y daña, es perversa y tiene su moral torcida. No me quita el sueño que en algún lugar se encuentre un botón para apagar y prender el sistema de nuevo. Quizá con un nuevo nombre, una nueva imagen, un nuevo destino.
Discutimos varias veces en qué momento y por qué el país se jodió, como si todo ocurriera en momento pasado. No, el país se jode cotidianamente. Cuando en Piura, por ejemplo, la ciudad se inunda porque no hicieron las obras de prevención necesarias en su momento. Cuando en la universidad pública se cree que casi por un acto de espontánea magia las cosas van a arreglarse con una nueva ley universitaria.
Necesitamos una universidad gratuita, pública, laica y de calidad para todos y todas.
Apoyemos a los y a las estudiantes. #YoLuchoPorSanMarcos.
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